(Portada de Patrona de Madrid restituida, de Salas Barbadillo. En la parte inferior de esta edición de 1750 aparecen Gracián Ramírez, su mujer e hijas)
Gracián Ramírez, según la tradición, es el nombre del señor de Rivas que, a principios del siglo VIII, consiguió que se edificase una ermita a la Virgen de Atocha, y que ésta fuese respetada por los musulmanes.
Cuenta la leyenda, que el dicho caballero, alcaide de la fortaleza de Madrid, se encontraba orando con su familia a la virgen de Atocha, a la que prometió la construcción de un santuario. En esos tiempos, los musulmanes habían invadido la península, y al ver que se comenzaba la construcción de un edificio, lo confundieron con una fortaleza y se aprestaron a atacar. Gracián, temiendo que su mujer e hijas fuesen capturadas, decidió degollarlas, y se retiró a su castillo en Rivas. Sin embargo, la intercesión milagrosa de la virgen hizo que el caballero encontrara indemnes a las mujeres, mientras estas oraban en el lugar en el que se veneraba a la imagen milagrosa. En sus cuellos tan solo se apreciaba un collar rojo.
Las versiones de este suceso pueden consultarse en varias fuentes, aunque yo recomiendo la que ofrece el Diccionario Histórico o Biografía Universal, publicado en 1834. Además, en la basílica de Atocha hay unos relieves alusivos al prodigio.
De Gracián Ramírez no existe constancia documental, al contrario de lo que ocurrió con Gocielmo de Ribas y su labor repobladora en el siglo XI. Lo que sí es cierto es que fue un nombre muy conocido y utilizado por escritores y nobles.
Por lo que he podido rastrear, el origen del relato parece iniciarse a mediados del siglo XIII, en relación al ciclo de leyendas relativas a las cruzadas (recomiendo el artículo de Ana María Freire ). Por esos años San Isidro era ya, aunque sin haber sido canonizado, el santo patrón de Madrid y al caballero Gracián se le consideraba el fundador de la casa de Ramírez Vargas.
Poco a poco la leyenda pasó a formar parte del romancero viejo a mediados del siglo XIV, a la vez que se fortalecía el poder y el mayorazgo de los Ramírez, uno de cuyos miembros fue Francisco Ramírez de Orena, esposo de Beatriz Galindo, La Latina, preceptora de Isabel la Católica.
Así, cuando comienza el siglo XVII, la figura de Gracián Ramírez es muy conocida, pero aún se potencia más en relación al ascenso de los Saavedra y a la beatificación de San Isidro. Recordemos que el patrón de San Isidro fue Iván o Juan de Vargas Ramírez, al que se consideraba descendiente de Gracián Ramírez y antepasado directo de los primeros marqueses de Rivas y condes de Bornos.
Recordemos también que el santo fue beatificado en 1619, y por esos años Beatriz Ramírez de Mendoza, esposa de Fernando Arias Saavedra, fundaba algunos conventos, entre los que se encontrarán el de las carboneras del Corpus Christi o el de Santa Cecilia de Rivas. Así, en los inicios del título la importancia de los antepasados estaba ya asegurada: un caballero de leyenda, el patrón de San Isidro y una piadosa dama que cede su patrimonio inmobiliario para la fundación de conventos.
Pero la fama del caballero Gracián dará un paso más al ser recogida por escritores de prestigio:
a) Lope de Vega le dedica algunos versos en una octavas.
b) Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo compone la "Patrona de Madrid restituida", en 1609
c) Rojas Zorrilla compone y estrena Nuestra Señora de Atocha, que esta digitalizada por Google Books en una edición de Mesonero Romanos en Biblioteca de Autores Españoles, de 1865. Podéis consultarla y descargarla en este enlace, a partir de la página 471.
Cuenta la leyenda, que el dicho caballero, alcaide de la fortaleza de Madrid, se encontraba orando con su familia a la virgen de Atocha, a la que prometió la construcción de un santuario. En esos tiempos, los musulmanes habían invadido la península, y al ver que se comenzaba la construcción de un edificio, lo confundieron con una fortaleza y se aprestaron a atacar. Gracián, temiendo que su mujer e hijas fuesen capturadas, decidió degollarlas, y se retiró a su castillo en Rivas. Sin embargo, la intercesión milagrosa de la virgen hizo que el caballero encontrara indemnes a las mujeres, mientras estas oraban en el lugar en el que se veneraba a la imagen milagrosa. En sus cuellos tan solo se apreciaba un collar rojo.
Las versiones de este suceso pueden consultarse en varias fuentes, aunque yo recomiendo la que ofrece el Diccionario Histórico o Biografía Universal, publicado en 1834. Además, en la basílica de Atocha hay unos relieves alusivos al prodigio.
De Gracián Ramírez no existe constancia documental, al contrario de lo que ocurrió con Gocielmo de Ribas y su labor repobladora en el siglo XI. Lo que sí es cierto es que fue un nombre muy conocido y utilizado por escritores y nobles.
Por lo que he podido rastrear, el origen del relato parece iniciarse a mediados del siglo XIII, en relación al ciclo de leyendas relativas a las cruzadas (recomiendo el artículo de Ana María Freire ). Por esos años San Isidro era ya, aunque sin haber sido canonizado, el santo patrón de Madrid y al caballero Gracián se le consideraba el fundador de la casa de Ramírez Vargas.
Poco a poco la leyenda pasó a formar parte del romancero viejo a mediados del siglo XIV, a la vez que se fortalecía el poder y el mayorazgo de los Ramírez, uno de cuyos miembros fue Francisco Ramírez de Orena, esposo de Beatriz Galindo, La Latina, preceptora de Isabel la Católica.
Así, cuando comienza el siglo XVII, la figura de Gracián Ramírez es muy conocida, pero aún se potencia más en relación al ascenso de los Saavedra y a la beatificación de San Isidro. Recordemos que el patrón de San Isidro fue Iván o Juan de Vargas Ramírez, al que se consideraba descendiente de Gracián Ramírez y antepasado directo de los primeros marqueses de Rivas y condes de Bornos.
Recordemos también que el santo fue beatificado en 1619, y por esos años Beatriz Ramírez de Mendoza, esposa de Fernando Arias Saavedra, fundaba algunos conventos, entre los que se encontrarán el de las carboneras del Corpus Christi o el de Santa Cecilia de Rivas. Así, en los inicios del título la importancia de los antepasados estaba ya asegurada: un caballero de leyenda, el patrón de San Isidro y una piadosa dama que cede su patrimonio inmobiliario para la fundación de conventos.
Pero la fama del caballero Gracián dará un paso más al ser recogida por escritores de prestigio:
a) Lope de Vega le dedica algunos versos en una octavas.
b) Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo compone la "Patrona de Madrid restituida", en 1609
c) Rojas Zorrilla compone y estrena Nuestra Señora de Atocha, que esta digitalizada por Google Books en una edición de Mesonero Romanos en Biblioteca de Autores Españoles, de 1865. Podéis consultarla y descargarla en este enlace, a partir de la página 471.
En el siglo XIX Harzsentbusch escribió La Restauración de Madrid o las hijas de Gracián Ramírez, refundiendo un drama de Manuel Fermín de Laviano, que había sido muy representada en el siglo XVIII. Pero la sensibilidad social había cambiado: El autor fue silbado en el día del estreno, porque los hechos que recogían la obra no tenían consistencia histórica. Así lo recogía la crónica del evento, relizada por Mesonero Romanos en El Correo Literario y Mercantil, 406, 14 de febrero de 1831, pp. 2-3: "...ni el personaje ni el hecho están suficientemente autorizados ni conocidos para contar con el interés del público madrileño, y este es el defecto capital y que no podían hacer olvidar todos los accesorios por más bien ideados y conducidos que estuviesen...".
El recuerdo de Don Gracián se ha ido borrando con el tiempo, pero no el suficiente para que siglo y medio después se le identifique con un personaje histórico al que se atribuyen la fundación de un mayorazgo en el año 720 o la construcción del castillo de Rivas. Aunque quizás la grandeza del personaje, como en otras creaciones de la literatura, esté en haber conseguido la certeza de lo indefinido entre la historia y la ficción. Espero que la lectura de esta entrada nos ayude a recordar su nombre.
1 comentario:
Creo que deberían resumir un poco más la leyenda para que sea más fácil de leer.
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