(Proyecto de navegación entre Madrid y Toledo. Carlos y Fernando Grunemberg. 1668. Publicado en Merchán Gabaldón, Faustino., Madrid puerto de mar: un puerto (seco) de ilusión y la contribución de la ciencia y la ingeniería al desarrollo de la sociedad)
(Cauce del río Jarama a su paso por Vaciamadrid. Agosto 2008)
Después de la muerte de Antonelli, tuvieron que pasar más de cincuenta años para que se recuperase la idea de unir Madrid y Lisboa por vía fluvial. Así, el ingeniero Carduchi, en 1641, reabrió las posibilidades de hacer navegable el Tajo. La finalidad era esencialmente militar, pues se trataba de llevar tropas y víveres para impedir la separación de Portugal que, desde 1580, pertenecía a la monarquía hispánica.
Lo cierto es que en 1599 se habían fabricado nuevas chalupas para la navegación fluvial por el río Tajo, con Felipe III y su corte. Además, hasta 1627, y aún después, iban los reyes hasta Aranjuez desde Vaciamadrid, por lo que el cauce del río Jarama y sus orillas estaban especialmente cuidados.
En fin, en el citado reconocimiento de Carduchi, se habla de la necesidad de hacer una presa en El Pardo para elevar el caudal del río hasta la Casa de Campo. Desde allí, podría continuarse la navegación hasta el puente de Toledo y, siguiendo el curso normal del Manzanares, hasta Vaciamadrid. De este proyecto no se supo nada más, pero lo cierto es que hasta Carlos II, la corte de los Austrias españoles siguió viajando hasta Aranjuez desde Vaciamadrid, que era conocido como el “desembarcadero de Madrid”
Sin embargo, desde el punto de vista político y económico, el siglo XVII estaba asistiendo al desmoronamiento de España como potencia europea, en favor de Francia, Holanda e Inglaterra. Aún así, en 1668, los ingenieros Carlos y Fernando de Grunemberg, presentaron de nuevo un proyecto para hacer navegable el Manzanares desde El Pardo hasta Toledo. Se decía en la memoria, que el río tenía hasta diez veces más caudal del necesario para la navegación, y que el problema estaba más en apartar las aguas que en encerrarlas. Sobre ello, estimaban muy necesaria la conveniencia de tener establecida la Corte en las márgenes de ríos caudalosos, por lo que tenía de certidumbre en el aprovisionamiento de productos necesarios para su mantenimiento.
Estos animosos ingenieros, poniendo el dinero de su bolsillo, llegaron a efectuar las nivelaciones pertinentes desde el puente del Pardo hasta Vaciamadrid, y desde allí hasta San Martín de la Vega. En total, 193.200 pies, doce leguas o unos sesenta kilómetros, con un desnivel máximo de tres dedos y media de caída. El mapa que encabeza esta entrada pertenece a las mediciones realizadas.
En relación a este intento, Miguel Osorio, incluyó, en 1677 un proyecto de presa, en el Jarama a la altura de Vaciamadrid, para que puedan pasar a la vez dos barcas, a través de la acequia, hasta Toledo, con lo que ello suponía para asegurar el mantenimiento de la Corte
Sobre el entusiasmo que suscitó el proyecto, y el papel que empezó a asignarse a los científicos emprendedores en España, baste incluir la respuesta que un consejero dio a la regente Mariana de Austria: “Si Dios hubiese deseado que ambos ríos hubieran sido navegables, con solo un fiat (hágase), lo habría realizado, y sería atentatorio a los derechos de la Providencia lo que ella, por motivos inescrutables, hubiese querido que quedara imperfecto”.
Lo cierto es que en 1599 se habían fabricado nuevas chalupas para la navegación fluvial por el río Tajo, con Felipe III y su corte. Además, hasta 1627, y aún después, iban los reyes hasta Aranjuez desde Vaciamadrid, por lo que el cauce del río Jarama y sus orillas estaban especialmente cuidados.
En fin, en el citado reconocimiento de Carduchi, se habla de la necesidad de hacer una presa en El Pardo para elevar el caudal del río hasta la Casa de Campo. Desde allí, podría continuarse la navegación hasta el puente de Toledo y, siguiendo el curso normal del Manzanares, hasta Vaciamadrid. De este proyecto no se supo nada más, pero lo cierto es que hasta Carlos II, la corte de los Austrias españoles siguió viajando hasta Aranjuez desde Vaciamadrid, que era conocido como el “desembarcadero de Madrid”
Sin embargo, desde el punto de vista político y económico, el siglo XVII estaba asistiendo al desmoronamiento de España como potencia europea, en favor de Francia, Holanda e Inglaterra. Aún así, en 1668, los ingenieros Carlos y Fernando de Grunemberg, presentaron de nuevo un proyecto para hacer navegable el Manzanares desde El Pardo hasta Toledo. Se decía en la memoria, que el río tenía hasta diez veces más caudal del necesario para la navegación, y que el problema estaba más en apartar las aguas que en encerrarlas. Sobre ello, estimaban muy necesaria la conveniencia de tener establecida la Corte en las márgenes de ríos caudalosos, por lo que tenía de certidumbre en el aprovisionamiento de productos necesarios para su mantenimiento.
Estos animosos ingenieros, poniendo el dinero de su bolsillo, llegaron a efectuar las nivelaciones pertinentes desde el puente del Pardo hasta Vaciamadrid, y desde allí hasta San Martín de la Vega. En total, 193.200 pies, doce leguas o unos sesenta kilómetros, con un desnivel máximo de tres dedos y media de caída. El mapa que encabeza esta entrada pertenece a las mediciones realizadas.
En relación a este intento, Miguel Osorio, incluyó, en 1677 un proyecto de presa, en el Jarama a la altura de Vaciamadrid, para que puedan pasar a la vez dos barcas, a través de la acequia, hasta Toledo, con lo que ello suponía para asegurar el mantenimiento de la Corte
Sobre el entusiasmo que suscitó el proyecto, y el papel que empezó a asignarse a los científicos emprendedores en España, baste incluir la respuesta que un consejero dio a la regente Mariana de Austria: “Si Dios hubiese deseado que ambos ríos hubieran sido navegables, con solo un fiat (hágase), lo habría realizado, y sería atentatorio a los derechos de la Providencia lo que ella, por motivos inescrutables, hubiese querido que quedara imperfecto”.
Bibliografía digital:
- Para el proyecto de Carduchi, puede consultarse el gran estudio del fallecido profesor Antonio López Gómez., La navegación por el Tajo. El reconocimiento de Carduchi en 1641 y otros proyectos. 1998. El libro puede consultarse en su totalidad gracias al servicio ofrecido por google books.
- Sobre la labor de los ingenieros Grunemberg hay un artículo, muy documentado, de Faustino Merchán Gabaldón, titulado Madrid, puerto de mar: un puerto (seco) de ilusión y la contribución de la ciencia y la ingeniería al desarrollo de la sociedad. El artículo puede consultarse en su totalidad, en formato PDF.
No hay comentarios:
Publicar un comentario